La Qashwa, una danza ancestral
Los Andes | Puno | 20/01/2009René Calsín Anco
La Qashwa es una milenaria, vigorosa, ágil y hermosa expresión coreográfica creada por los qollas con el nombre de Qawa en los años de predominio aymara, como una manifestación guerrera y en un área que involucraba a Juliaca. A la Qashwa cada 20 de enero se la puede apreciar en su plenitud en el altiplano peruano, particularmente en el lugar de su origen y en zonas aledañas. En Juliaca hacen gala de su práctica la Agrupación de Machuaychas de Toqoros y Pinquillos y la Asociación Folklórica de Toqoros y Pinquillos los Chiñipilcos.
¿Qué es la Qashwa?.- Es una expresión coreográfica, en la cual varones y mujeres agarrados de la mano y en forma alternada bailan en rueda. Veamos algunas apreciaciones de los cronistas; a juicio de Bernabé Cobo "La Cachua... es una de las principales y en la que hombres y mujeres alternados y asidos de las manos forman corros bailando alderredor"; para Felipe Guamán Poma de Ayala la "Cachiua" es "danza en círculo"; Diego González Holguín consignó que "Kachua" es "Bayle asidos de las manos"; Domingo de Santo Tomás a "Cachuay" dio la acepción de "corro de bayle, o danza". En siglos posteriores, la Qashwa mantenía su naturaleza inicial, por eso en el siglo XIX, José Domingo Choquehuanca informaba que "las cachuas… se ejecutan por corros de hombres y mujeres que cantando y bailando dan contínuas vueltas asidos de las manos en rueda"; y el escritor Mateo Paz Soldán, se percató que la "Cáchua... lo bailan... asidos de las manos en rueda... subiendo y bajando la cabeza y volteándola".
De origen qolla y de esencia guerrera.- Por la naturaleza guerrera de la Qashwa, se considera que su génesis ocurrió en una importante lucha prehispánica, posiblemente en una de las más resonantes victorias de los qollas ante los lupaqas, sobre la base del Baile del Tokoro y la danza puquina Walla. A propósito del cuño qolla, debemos señalar que Qawa es un término aymara, y que este vocablo fue el nombre inicial de la Qashwa. En esta expresión coreográfica el canto tenía un lugar preferente, hasta hoy en sus cantares perdura el ¡Wipha!, un estribillo guerrero y triunfal de los qollas.
Respaldan el origen qolla y guerrero las referencias de Bertonio, Garcilaso de la Vega, Gamaliel Churata y Emilio Romero. Ludovico Bertonio registró a la Qashwa con el vocablo aymara Cahua y dio el significado de "Baylar una rueda de gente tomándose de las manos". Garcilaso de la Vega, sobre los antiguos peruanos escribió: "Las canciones que componían de sus guerras y hazañas... cantábanlas en sus fiestas principales y en sus victorias y triunfos, en memoria de sus hechos hazañosos". Para Gamaliel Churata, la expresión ¡Wipha! es el grito de triunfo de los qollas, como ¡Hallalla! para los lupakas y, agrega, que "los ¡Wipha! ¡Wipha! son Wiphala de la Khachwa". Emilio Romero nos dice que no es una danza de carnaval sino una expresión guerrera; escribía: "La Danza Guerrera es algo que todos hemos oído tocar en esas gruesas quenas de Juliaca… La danza que es llamada Carnaval de Juliaca, no es tal carnaval, es una danza guerrera". Si escuchamos las canciones de los machuaychas o chiñipilcos, confirmamos que por muchos siglos conservaron el estribillo triunfal ¡Wipha!, exclamado por los varones.
Juliaca, cuna de la Qashwa.- Las fuentes arqueológicas, históricas, orales, lingüísticas y escritas nos conducen a sostener que Juliaca es la cuna de la Qashwa. Las investigaciones arqueológicas han demostrado la trascendencia de Juliaca en el período qolla, en donde hubo varios pueblos aymaras. Para el arqueólogo Oscar Ayca Gallegos, "el cerro Waynarroque fue la huaca tutelar de las comunidades que vivieron en Juliaca... las fiestas estaban relacionadas a las labores agrícolas y a las fiestas del jefe Kolla".
El médico social Manuel Núñez Butrón, sobre la base de la tradición oral, dio cuenta de las luchas libradas entre qollas y lupaqas, en cinco fortalezas juliaqueñas; añadía "De estas cinco fortalezas sólo ha quedado Huayna Roque y Pojrakasi, el primero como señal de la alegría y el valor y, el segundo, como el cerro sagrado donde todos los de esta región del Altipampa van a depositar sus penas y sus triunfos".
En la rebelión qolla de 1471, la Qashwa adquirió notoriedad, prestancia y preponderancia, además se consolidaba como expresión de triunfo y regocijo, puesto que en el marco de ese alzamiento hubo una victoria qolla sobre los inkas, nos referimos a la derrota de las huestes cusqueñas por el ejército dirigido por las mujeres cullacas (mujeres de Juliaca). Ese episodio la registró Juan de Santa Cruz Pachacuti, en estos términos: "sale del Cuzco un ejército muy poderoso de 12 mil hombres quechuas… Comienzan a pelear en Huarmi pucara con las mujeres cullacas, en donde aína fueron vencidos los quechuas del inka".
Considerando que el nombre anterior de la Qashwa fue la Qawa, en Juliaca ha quedado este vocablo aymara en varios apellidos, como en: Cahua, Cahuapasa, Turucahua, Paricahua y Sucacahua. Cabe recordar que Gabriel Turucahua se distinguió por ser el principal curaca juliaqueño que prestó contribución en la edificación del templo de Santa Catalina y que el curaca y prócer tupacamarista calcetero Juan Cahuapasa resultó nombrado Justicia Mayor de Azángaro por el mismísimo José Gabriel Túpac Amaru.
Evolución de la danza.- La Qashwa se creo con el nombre de Qawa, como una danza guerrera para expresar los triunfos qollas. Durante el dominio quechua se cambió de denominación, dejó su nombre primitivo y se hizo popular con la designación de Qashwa, además se insertó el ingrediente agrario y se bailó en el segundo mes del calendario inka, a decir del padre Velasco en el mes del "Uchuy pucuy o colla pucuy (enero) equivale a ´pequeña madurez´ en que aparecen los primeros vástagos o cogollos". En la colonia, las fiestas prehispánicas se acomodaron al calendario gregoriano; desde entonces se baila el 20 de enero y se la llamó Qashwa de San Sebastián. En la emancipación reflotaron las danzas guerreras, principalmente la Qashwa, por eso, se convirtió en los albores de la república en danza departamental. Durante los años republicanos, esta expresión dancística continuó su ejecución como preámbulo de los carnavales. En la década del cuarenta del siglo pasado la agrupación juliaqueña que evocaba año tras año la Qashwa en las inmediaciones del cerro Waynarroque, sufrió una ruptura. De esa manera, en la cuna de la Qashwa surgieron los Machuaychas y los Chiñipilcos, quienes en la actualidad ponen de manifiesto su evocación en los cerros Waynarroque y Santa Cruz, respectivamente.
Expresamos nuestro saludo y reconocimiento a la Agrupación de Machuaychas de Toqoros y Pinquillos y la Asociación Folklórica de Toqoros y Pinquillos los Chiñipilcos, por preservar la danza ancestral y emblemática de los juliaqueños.
¿Qué es la Qashwa?.- Es una expresión coreográfica, en la cual varones y mujeres agarrados de la mano y en forma alternada bailan en rueda. Veamos algunas apreciaciones de los cronistas; a juicio de Bernabé Cobo "La Cachua... es una de las principales y en la que hombres y mujeres alternados y asidos de las manos forman corros bailando alderredor"; para Felipe Guamán Poma de Ayala la "Cachiua" es "danza en círculo"; Diego González Holguín consignó que "Kachua" es "Bayle asidos de las manos"; Domingo de Santo Tomás a "Cachuay" dio la acepción de "corro de bayle, o danza". En siglos posteriores, la Qashwa mantenía su naturaleza inicial, por eso en el siglo XIX, José Domingo Choquehuanca informaba que "las cachuas… se ejecutan por corros de hombres y mujeres que cantando y bailando dan contínuas vueltas asidos de las manos en rueda"; y el escritor Mateo Paz Soldán, se percató que la "Cáchua... lo bailan... asidos de las manos en rueda... subiendo y bajando la cabeza y volteándola".
De origen qolla y de esencia guerrera.- Por la naturaleza guerrera de la Qashwa, se considera que su génesis ocurrió en una importante lucha prehispánica, posiblemente en una de las más resonantes victorias de los qollas ante los lupaqas, sobre la base del Baile del Tokoro y la danza puquina Walla. A propósito del cuño qolla, debemos señalar que Qawa es un término aymara, y que este vocablo fue el nombre inicial de la Qashwa. En esta expresión coreográfica el canto tenía un lugar preferente, hasta hoy en sus cantares perdura el ¡Wipha!, un estribillo guerrero y triunfal de los qollas.
Respaldan el origen qolla y guerrero las referencias de Bertonio, Garcilaso de la Vega, Gamaliel Churata y Emilio Romero. Ludovico Bertonio registró a la Qashwa con el vocablo aymara Cahua y dio el significado de "Baylar una rueda de gente tomándose de las manos". Garcilaso de la Vega, sobre los antiguos peruanos escribió: "Las canciones que componían de sus guerras y hazañas... cantábanlas en sus fiestas principales y en sus victorias y triunfos, en memoria de sus hechos hazañosos". Para Gamaliel Churata, la expresión ¡Wipha! es el grito de triunfo de los qollas, como ¡Hallalla! para los lupakas y, agrega, que "los ¡Wipha! ¡Wipha! son Wiphala de la Khachwa". Emilio Romero nos dice que no es una danza de carnaval sino una expresión guerrera; escribía: "La Danza Guerrera es algo que todos hemos oído tocar en esas gruesas quenas de Juliaca… La danza que es llamada Carnaval de Juliaca, no es tal carnaval, es una danza guerrera". Si escuchamos las canciones de los machuaychas o chiñipilcos, confirmamos que por muchos siglos conservaron el estribillo triunfal ¡Wipha!, exclamado por los varones.
Juliaca, cuna de la Qashwa.- Las fuentes arqueológicas, históricas, orales, lingüísticas y escritas nos conducen a sostener que Juliaca es la cuna de la Qashwa. Las investigaciones arqueológicas han demostrado la trascendencia de Juliaca en el período qolla, en donde hubo varios pueblos aymaras. Para el arqueólogo Oscar Ayca Gallegos, "el cerro Waynarroque fue la huaca tutelar de las comunidades que vivieron en Juliaca... las fiestas estaban relacionadas a las labores agrícolas y a las fiestas del jefe Kolla".
El médico social Manuel Núñez Butrón, sobre la base de la tradición oral, dio cuenta de las luchas libradas entre qollas y lupaqas, en cinco fortalezas juliaqueñas; añadía "De estas cinco fortalezas sólo ha quedado Huayna Roque y Pojrakasi, el primero como señal de la alegría y el valor y, el segundo, como el cerro sagrado donde todos los de esta región del Altipampa van a depositar sus penas y sus triunfos".
En la rebelión qolla de 1471, la Qashwa adquirió notoriedad, prestancia y preponderancia, además se consolidaba como expresión de triunfo y regocijo, puesto que en el marco de ese alzamiento hubo una victoria qolla sobre los inkas, nos referimos a la derrota de las huestes cusqueñas por el ejército dirigido por las mujeres cullacas (mujeres de Juliaca). Ese episodio la registró Juan de Santa Cruz Pachacuti, en estos términos: "sale del Cuzco un ejército muy poderoso de 12 mil hombres quechuas… Comienzan a pelear en Huarmi pucara con las mujeres cullacas, en donde aína fueron vencidos los quechuas del inka".
Considerando que el nombre anterior de la Qashwa fue la Qawa, en Juliaca ha quedado este vocablo aymara en varios apellidos, como en: Cahua, Cahuapasa, Turucahua, Paricahua y Sucacahua. Cabe recordar que Gabriel Turucahua se distinguió por ser el principal curaca juliaqueño que prestó contribución en la edificación del templo de Santa Catalina y que el curaca y prócer tupacamarista calcetero Juan Cahuapasa resultó nombrado Justicia Mayor de Azángaro por el mismísimo José Gabriel Túpac Amaru.
Evolución de la danza.- La Qashwa se creo con el nombre de Qawa, como una danza guerrera para expresar los triunfos qollas. Durante el dominio quechua se cambió de denominación, dejó su nombre primitivo y se hizo popular con la designación de Qashwa, además se insertó el ingrediente agrario y se bailó en el segundo mes del calendario inka, a decir del padre Velasco en el mes del "Uchuy pucuy o colla pucuy (enero) equivale a ´pequeña madurez´ en que aparecen los primeros vástagos o cogollos". En la colonia, las fiestas prehispánicas se acomodaron al calendario gregoriano; desde entonces se baila el 20 de enero y se la llamó Qashwa de San Sebastián. En la emancipación reflotaron las danzas guerreras, principalmente la Qashwa, por eso, se convirtió en los albores de la república en danza departamental. Durante los años republicanos, esta expresión dancística continuó su ejecución como preámbulo de los carnavales. En la década del cuarenta del siglo pasado la agrupación juliaqueña que evocaba año tras año la Qashwa en las inmediaciones del cerro Waynarroque, sufrió una ruptura. De esa manera, en la cuna de la Qashwa surgieron los Machuaychas y los Chiñipilcos, quienes en la actualidad ponen de manifiesto su evocación en los cerros Waynarroque y Santa Cruz, respectivamente.
Expresamos nuestro saludo y reconocimiento a la Agrupación de Machuaychas de Toqoros y Pinquillos y la Asociación Folklórica de Toqoros y Pinquillos los Chiñipilcos, por preservar la danza ancestral y emblemática de los juliaqueños.
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