La chocante ironía que rodea a la muerte de Nicolasa Quintreman, de 73 años, es inexorable.Esta mujer indígena pehuenche mapuche, había protestado pacíficamente contra la construcción de la presa de Ralco, en el río sagrado Bío Bío de Chile, que fluye a través de su territorio ancestral desde la laguna de Galletué hasta el Pacífico. Durante una década, la pequeña Nicolasa y su hermana Berta se negaron a marcharse de sus hogares, y con el apoyo de un grupo de compañeros mapuches bloquearon las carreteras y puentes de acceso a la montaña con el objetivo de evitar que la empresa hidroeléctrica Endesa pudiera acceder al lugar donde se estaba construyendo la presa. Muchos mapuches fueron detenidos y muchos otros calificados de "terroristas" por su protesta pacífica en defensa de sus tierras. Finalmente, Nicolasa y su hermana, así como las comunidades mapuches, fueron obligadas a trasladarse de sus hogares a zonas más elevadas. Se les prometió compensación económica y otros incentivos por el desplazamiento, buena parte de los cuales, según parece, no fueron entregados. En diciembre de 2013 el cuerpo sin vida de Nicolasa Quintreman apareció flotando trágicamente en el embalse de Ralco, el mismo lago artificial que ella había intentado evitar que Endesa construyera. Nosotros que estamos aquí al lado (...), tenemos que ser nosotros; tenemos que defender hasta que nosotros podamos. Ustedes no me van a venir a decir a mi casa. Yo seré como seré. Seré pobre, seré como sea, pero están en mi casa, están donde me crié.
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