Los lingüistas han clasificado estas lenguas y su nivel de peligro en función de criterios de "vitalidad" lingüística como el número de quienes las hablan, pero también su transmisión de una generación a otra y las políticas para preservarlas. |
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¿Se puede salvar un idioma como se salva un templo de los estragos del tiempo? El Atlas 2009 internacional de las lenguas en peligro, presentado el jueves por la Unesco en París, entrega una visión más optimista y matizada de lo que hace suponer su encabezado. Mientras el Atlas de 1999 enumeraba 600 y el de 2001 lo hizo con 900, la tercera edición, realizada por 25 investigadores bajo la dirección del lingüista Christopher Moseley, estima en 2.511 las lenguas vivas cuya situación es vulnerable, amenazada, seriamente amenazada, en estado crítico o extintas de un total de 6.912 lenguas censadas por expertos. La concentración de las lenguas en peligro es particularmente fuerte en las regiones que presentan también la mayor diversidad lingüística: la Melanesia, el África subsahariana y América del Sur. Sin embargo, este considerable salto cuantitativo no significa un agravamiento, sino que refleja "un mejor censo" de los idiomas, explica Cécile Duvelle, jefa de la Sección de Patrimonio Inmaterial de la Unesco. "Las lenguas viven. Algunas mueren, otras nacen. Se mueven", resume Duvelle, que advierte una "preocupación creciente de los estados" sobre los asuntos lingüísticos, debido en parte al auge de las reivindicaciones globales a favor de la protección de la biodiversidad y por tratar "con una misma sensación de urgencia la preservación de las especies y la de las lenguas humanas", precisa Moseley. Leyes internacionales Toma de conciencia militante por aquí, voluntarismo político e institucional por allá, son factores que impulsan el renacimiento de las lenguas. La incorporación del bilingüismo en la Constitución del Paraguay no es evidentemente ajena al fuerte aumento, entre dos censos, de la cantidad de personas de habla guaraní (de 3,6 millones en 1992, a 4,4 millones en 2002), lengua que actualmente está en casi igualdad con el español. En México, una ley que, en 2003, confirió a los pueblos indígenas el derecho a una educación bilingüe, suscitó la formación de profesores en esas lenguas. La movilización de las comunidades es esencial. Por ello, si bien América del Sur y Australia son las regiones del mundo donde existen más lenguas en peligro, esos dos "continentes" son también aquellos donde "las campañas para hacer revivir lenguas perdidas o casi perdidas son las más importantes", explica Moseley. Este despertar a favor de una lengua en peligro pasa también por las elites que, alejadas a veces de su "sitio de origen", sienten la necesidad de transmitir sus orígenes a sus hijos. Ecología lingüística En la hora en que el inglés parece dominar al mundo, puede parecer irracional querer a toda costa preservar la totalidad del patrimonio lingüístico. No es el inglés el que amenaza más a la diversidad lingüística, sino las lenguas regionales que tienden a imponerse en detrimento de las "pequeñas", objetan unánimemente los lingüistas. Pero ¿para qué sirve mantener una lengua cuando quienes la hablan ya no mantienen relaciones entre ellos? "Una ecología lingüística sana supone la coexistencia de diversas lenguas: una local de comunicación y toda una gama de otras lenguas, cada una de las cuales tiene un rol diferente", explica James Costa, del Instituto Francés de Investigación Pedagógica, quien recuerda el ejemplo de las islas Shetland en el Mar del Norte: "Antes del siglo XVII, esta parte del mundo era un sitio de alta diversidad lingüística. Se hablaba noruego, pero también frisio, flamenco, holandés y cada lengua servía para usos diferentes, para el comercio, la vida cotidiana, etc." Son por lo tanto "ecologías lingüísticas" que hay que salvaguardar, postula. |
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