(Extracto) Paula 1050, 3 de julio de 2010. Los plátanos crecen en los jardines, los erizos y pescados abundan en la orilla del mar. Los pascuenses no deben trabajar demasiado para comer y bailar. Dos rapa nui de tomo y lomo cocinan recetas ancestrales con productos recién salidos del agua y de la huerta. María Atán nació en Rapa Nui hace 56 años. Aunque tiene una casa en el pueblo, prefiere vivir a la orilla del mar desde donde saca todo lo que necesita para comer: erizos, taca tore, guayabas, agua de lluvia. Los platos hechos a mano de María Durante toda la mañana María Atán saca tacatore, un tipo de molusco que se pega bajo las rocas de la bahía de La Pérouse, la majestuosa playa donde tiene su sencilla casa de latón. Es un trabajo difícil, porque estos seres se las arreglan para vivir en los rincones más inaccesibles de las rocas. Pero María sabe cómo ganarle al tacatore: en pocas horas llena una bolsa con el suculento tesoro. También recoge erizos morados que aún mueven sus púas. El menú de hoy es sierra en tunuahi (un tipo de pescado que pescó su tío Titaniko al amanecer y que se cocina a la parrilla), guiso de tacatore con erizos y puré de taro (un tubérculo parecido a la papa) y de postre, poe de plátano (como un queque, pero más rico) y kuma uri, camote morado con leche. María cortó temprano en la mañana buganvilla para adornar sus platos. Y se puso su vestido verde. Hoy es un día especial. En general María no almuerza, le basta con desayunar pescado frito en la mañana y de ahí se olvida de comer hasta la noche. Pero hoy tiene invitados a almorzar. Acaba de llegar a la isla Alfredo Cea Egaña, un médico que en 1968 la recibió en su casa de La Herradura, en La Serena, cuando ella tenía 14 años y la mandaron a estudiar a un internado de señoritas. Hoy, María tiene 56 años y adora "al viejo" (así lo llama). Lo abraza, como una niña a su padre. El doctor Cea Egaña –tahote les dicen a los médicos– es un emblema de la isla porque a punta de pala y picota construyó el primer hospital de Rapa Nui. En la cocina de María hay un desorden acogedor y auténtico. Su horno Fantuzzi de 1980 funciona impecablemente. Mientras afana con sus platos de la tradición Rapa Nui, el tahote descansa y bebe agua de lluvia, que ella acopia cuando cae del cielo. Una vez lista la sierra, María le pasa un trozo de plátano al doctor para que acompañe el pescado en su punto, ni seco ni crudo. La sierra sólo requiere un poco de sal. Nada más. Cuando sólo quedan las espinas sobre el fuego María asa koreha, una anguila de feo aspecto, pero delicioso sabor. El tahote la celebra. Mientras, los tacatore hierven en la olla, porque se demoran en estar blandos; para avanzar, María saca el contenido de los erizos, pica verduras y hace el puré y los postres, sin ninguna máquina: todo a mano. La palabra apuro aquí no existe. Tres horas después, la mesa Rapa Nui está servida. Y todo está tan rico que se acaba enseguida. Artículo completo en: http://www.paula.cl/blog/destacado/2010/07/03/la-mesa-rapa-nui/ |
domingo, 11 de julio de 2010
La mesa Rapa Nui
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario