Frente a las pretensiones del Gobierno a las que se les concede crédito por las principales instancias de Naciones Unidas, hasta el punto de que Colombia acaba de ser elegida como miembro del Consejo de Seguridad, continúa la actuación de paramilitares potenciando el fuego cruzado de guerrilla y ejército para el desplazamiento y exterminio de comunidades indígenas y afrodescendientes. Los migrantes forzosos ya se acercan a los cuatro millones, provocando una tragedia de tales dimensiones que Naciones Unidas no debiera seguir pretendiendo que basta con que se haga cargo el ACNUR, su Alto Comisionado para los Refugiados, ni aplaudiendo los presuntos esfuerzos del Gobierno de Colombia por afrontar la situación. Sus políticas, sus intereses y sus compromisos contribuyen a agravarla. La Unidad Indígena del Pueblo Awá recuerda las condiciones que siguen sufriendo para contextualizar la noticia de una nueva matanza.
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