Por Leslie Ayala / La Nación
Asimismo, el máximo tribunal aplicó la prescripción de la acción reparatoria denegando el pago de $200 millones que había establecido la Corte de Apelaciones de Temuco por concepto de daño moral. Su madre y hermanos recurrirán a la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
Martes 22 de diciembre de 2009 | | País
Nelson Curiñir era un destacado estudiante de Construcción Civil cuando fue detenido en octubre de 1973 por organismos de represión por haber militado en las Juventudes Comunistas.
"Era la segunda semana de octubre de 1973 cuando Zoila Lincoqueo acudió hasta el Regimiento Tucapel donde funcionaba la Fiscalía Militar de Temuco, a cargo de Alfonso Podlech. La mujer buscaba desesperadamente a su hijo Nelson Curiñir Lincoqueo (22), que había sido secuestrado tras el golpe de Estado.
Ante la pregunta de cuál fue la razón para que detuvieran al estudiante de Construcción Civil, el abogado Podlech inquirió: ¿A qué partido pertenece la persona buscada? La mujer respondió que era militante del PC. En ese mismo instante el encuentro terminó violentamente luego que el fiscal militar exclamara ¡Qué bien muerto está!".
Este es parte del relato que esta familia mapuche tiene como registro de las acciones que emprendieron durante aquellos años con el objetivo de encontrar al joven, quien -según se estableció en investigaciones judiciales- fue asesinado y hecho desaparecer por integrantes de la Base Aérea Maquehue en Temuco.
Ahora toda esta información cobra un sinsentido luego que la Corte Suprema decidiera hace algunos días rebajar la condena a Heriberto Pereira Rojas, único encausado en este crimen, asignándole la pena de tres años remitidos por el delito de homicidio calificado. El máximo tribunal además, por voto mayoritario, prescribió la acción civil, revocando la indemnización de $200 millones a los que la Corte de Apelaciones de Temuco había condenado al fisco por concepto de daño moral y en la que eran beneficiarios sus familiares entre ellos Zoila Lincoqueo que aún sigue dando la lucha por hacer justicia para su hijo.
HIJOS DE LA ADVERSIDAD
Tras conocerse esta resolución, el historiador Hernán Curiñir Lincoqueo relata la desazón que siente la familia al haber quedado con la sensación de injusticia. "Nosotros lo tomamos desde un punto de vista muy particular. Entendemos que como somos una familia mapuche, somos hijos de la adversidad y creemos que nuestra sociedad es de mentira y que no existe igualdad de derecho para todos los ciudadanos de nuestro país", señaló el profesional que fue detenido junto a su hermano el 6 de octubre de 1973, luego que ambos militaran en las Juventudes Comunistas.
Asimismo, criticó el actuar de la Suprema en esta causa en la que a su juicio se vulneran los tratados internacionales que explicitan que estos crímenes no pueden ser amnistiables, ni imprescriptibles de ninguna forma. "Ahora los secuestradores, torturadores y asesinos de mi hermano caminan libremente por la zona (…) Me temo que con esta actitud que ha tomado sistemáticamente la justicia, el máximo tribunal da carta abierta para que en el futuro estos deleznables hechos vuelvan a ocurrir, total los criminales ya tienen asegurada la impunidad", sostuvo Curiñir.
Consultado si cree que influyó en el proceso que fueran mapuches, el historiador asintió señalando que en ningún momento la Suprema se hizo cargo del Convenio 169 que el país suscribió en septiembre pasado y que llama a la protección de los pueblos originarios. "Nelson es parte de los casi 200 mapuches a los que la dictadura secuestró, torturó, asesinó e hizo desaparecer", expuso.
Luego que la familia encontrara en 1990 el cuerpo de Nelson Curiñir, registrado como N.N. en el cementerio de Nueva Imperial, la lucha de la familia se centró en la búsqueda de verdad, justicia y reparación. Ante el inapelable fallo de la Suprema su familia se apronta a una nueva batalla: recurrir a la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) para que este organismo corrija "la impunidad con la que este organismo actuó y nos saque de esta indefensión en la que quedamos tras este largo proceso judicial".
Asimismo, el máximo tribunal aplicó la prescripción de la acción reparatoria denegando el pago de $200 millones que había establecido la Corte de Apelaciones de Temuco por concepto de daño moral. Su madre y hermanos recurrirán a la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
"Era la segunda semana de octubre de 1973 cuando Zoila Lincoqueo acudió hasta el Regimiento Tucapel donde funcionaba la Fiscalía Militar de Temuco, a cargo de Alfonso Podlech. La mujer buscaba desesperadamente a su hijo Nelson Curiñir Lincoqueo (22), que había sido secuestrado tras el golpe de Estado.
Ante la pregunta de cuál fue la razón para que detuvieran al estudiante de Construcción Civil, el abogado Podlech inquirió: ¿A qué partido pertenece la persona buscada? La mujer respondió que era militante del PC. En ese mismo instante el encuentro terminó violentamente luego que el fiscal militar exclamara ¡Qué bien muerto está!".
Este es parte del relato que esta familia mapuche tiene como registro de las acciones que emprendieron durante aquellos años con el objetivo de encontrar al joven, quien -según se estableció en investigaciones judiciales- fue asesinado y hecho desaparecer por integrantes de la Base Aérea Maquehue en Temuco.
Ahora toda esta información cobra un sinsentido luego que la Corte Suprema decidiera hace algunos días rebajar la condena a Heriberto Pereira Rojas, único encausado en este crimen, asignándole la pena de tres años remitidos por el delito de homicidio calificado. El máximo tribunal además, por voto mayoritario, prescribió la acción civil, revocando la indemnización de $200 millones a los que la Corte de Apelaciones de Temuco había condenado al fisco por concepto de daño moral y en la que eran beneficiarios sus familiares entre ellos Zoila Lincoqueo que aún sigue dando la lucha por hacer justicia para su hijo.
HIJOS DE LA ADVERSIDAD
Tras conocerse esta resolución, el historiador Hernán Curiñir Lincoqueo relata la desazón que siente la familia al haber quedado con la sensación de injusticia. "Nosotros lo tomamos desde un punto de vista muy particular. Entendemos que como somos una familia mapuche, somos hijos de la adversidad y creemos que nuestra sociedad es de mentira y que no existe igualdad de derecho para todos los ciudadanos de nuestro país", señaló el profesional que fue detenido junto a su hermano el 6 de octubre de 1973, luego que ambos militaran en las Juventudes Comunistas.
Asimismo, criticó el actuar de la Suprema en esta causa en la que a su juicio se vulneran los tratados internacionales que explicitan que estos crímenes no pueden ser amnistiables, ni imprescriptibles de ninguna forma. "Ahora los secuestradores, torturadores y asesinos de mi hermano caminan libremente por la zona (…) Me temo que con esta actitud que ha tomado sistemáticamente la justicia, el máximo tribunal da carta abierta para que en el futuro estos deleznables hechos vuelvan a ocurrir, total los criminales ya tienen asegurada la impunidad", sostuvo Curiñir.
Consultado si cree que influyó en el proceso que fueran mapuches, el historiador asintió señalando que en ningún momento la Suprema se hizo cargo del Convenio 169 que el país suscribió en septiembre pasado y que llama a la protección de los pueblos originarios. "Nelson es parte de los casi 200 mapuches a los que la dictadura secuestró, torturó, asesinó e hizo desaparecer", expuso.
Luego que la familia encontrara en 1990 el cuerpo de Nelson Curiñir, registrado como N.N. en el cementerio de Nueva Imperial, la lucha de la familia se centró en la búsqueda de verdad, justicia y reparación. Ante el inapelable fallo de la Suprema su familia se apronta a una nueva batalla: recurrir a la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) para que este organismo corrija "la impunidad con la que este organismo actuó y nos saque de esta indefensión en la que quedamos tras este largo proceso judicial".
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