Cynthia Campos.
Representantes de la etnia Kandozi llegaron a Lima para dar a conocer su dramática situación. Y es que la Hepatitis B está acabando con esta población, ubicada en la provincia de Datem del Marañón, en Loreto. De los 2,500 nativos que habitan la zona, más de la mitad padece la enfermedad, un buen porcentaje en estadio avanzado.
"Lo que solicitamos es que se declare en emergencia la zona y se vuelva a contar con el presupuesto para vacunas y atención médica", indicó Pilar Collantes, representante del Comité Ciudadano de Lucha contra la Hepatitis.
La situación no es para menos. Algunos especialistas, como el infectólogo César Ramal, hablan de hasta un 80% de infectados. "A los que ya tienen síntomas les dan de 2 a 5 años de vida. Si hay un 80% de infectados, en ese tiempo, ese 80% habrá fallecido", comenta por su parte Geanina Lucana, de la WWF, Organización Mundial de Conservación. Y el poco apoyo que tenían –Unicef y algunas comisiones médicas– se han retirado de la zona por falta de recursos".
"El gobierno nos olvida"
"He llegado para solicitar el apoyo del gobierno, que nos ha olvidado", dice indignado y triste Venancio Ukama Simon, apu del puerto Chuinda (Pastaza-Loreto). Su tristeza viene de lo que observa a diario: adultos muertos y niños, si no muertos, huérfanos.
"Al menos queremos que haya vacunación. Hasta ahora nos curamos con hierbas. No es suficiente", dice el apu de esta población conservacionista, dedicada al cuidado de tortugas taricayas, madera y otros recursos naturales. Por ello, el Comité Ciudadano solicita una cita con el presidente García y el ministro de Salud, Óscar Ugarte. "El ministro ha dicho que conoce la gravedad del tema y que corresponde al gobierno regional afrontarlo", dice Lucana. "Y el gobierno regional dice que le toca al ministerio. Si no es al ministerio, entonces a quién".
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