Este sábado 18 de diciembre a las 18 hs, cerramos en la Universidad del Noroeste (UNNOBA) Junín, el ciclo de presentaciones de la investigación Pedagogía de la Desmemoria, que nos llevó a recorrer desde Jujuy hasta Patagones y desde Paraná hasta Santa Rosa. Decenas y decenas de presentaciones de un libro que carece de publicidad y que trata del más crudo y cruel genocidio contra los pueblos originarios perpetrados por individuos como Rivadavia, Rauch, Rosas, Mitre, Sarmiento, Alsina y Roca, indica que algo está cambiando. Y que el cierre de presentaciones de este año ocurra en Junín, no es casual. Allí, en estos momentos existen tremendos problemas de tierras ancestrales que son recuperadas por familias mapuches que luego son desalojadas violentamente por el accionar policial, gestándose una situación de tensión que va incrementándose, una situación muy similar a lo ocurrido en La Primavera, Formosa entre los qom y la policía brava del feudo del gobernador Insfran que produjo víctimas fatales. Tal como lo demuestro en el libro, el tema de la tierras de Junín/Los Toldos, arranca de muy atrás, de la época en que un festivo Bartolomé Mitre le entregó al cacique Ignacio Coliqueo, uno de los principales indios amigos, es decir, colaboracionistas, un predio de 16.000 hectáreas como pago por su accionar. En la plaza principal de Los Toldos, existe un busto de Coliqueo vestido de uniforme y con las charreteras de coronel. Incluso llevaba un título pomposo: "Cacique principal de los indios amigos, Coronel del Ejército Argentino". Probablemente fue el colaboracionista por antonomasia, más aun que los catrileros. Básicamente, el Gobierno recurrió a Coliqueo para defenderse de Calfucurá y los ranqueles. Si alguien tiene dudas al respecto, conviene recurrir a una palabra autorizada como la de Bartolomé Mitre: "se debe hacer distinción con un Coliqueo, que hizo por nosotros lo que ningún otro". Mitre le promete tierras, escrituras, raciones y hasta una casa para el cacique, lo precisa allí, guareciendo las fronteras contra los otros "salvajes". Sin embargo, semejante lealtad no tuvo la recompensa esperada. A comienzos de 1875, cuatro años después de la muerte del cacique, el misionero Pablo Savino le escribió al arzobispo León Federico Aneiros informando que "hacía 13 años que los indios de Coliqueo estaban fielmente a las órdenes del Gobierno y hacía 12 meses que no le daban las raciones". El padre Savino fue bastante claro: "la causa principal, sino única, de este descontento es la poca fidelidad del Gobierno en cumplir sus compromisos con respecto a ellos". Para esa época, Simón Coliqueo dictó la siguiente carta: "Padre: salimos de nuevo a cazar; el gobierno no nos paga las raciones, yo no quiero que mi gente robe, pero tampoco puedo dejarle que mueran de hambre, ni pueden ellos dejar a sus mujeres y a sus hijos casi desnudos. Hay mujeres, Padre, tan desprovistas de ropa que no pueden salir de sus toldos o sus ranchos. Así es que yo mismo quiero acompañarlos aunque no esté muy bueno de salud". Lo llamativo del caso es que los indígenas serán culpados de todos sus padecimientos. También de no tener nada. La gente de Coliqueo es un ejemplo de ello. Mitre, en teoría, le entrega 16.000 hectáreas "por los altos servicios prestados a la Patria". Sin embargo, los mapuches no pudieron disfrutar plenamente de esa tenencia por la "ignorancia" del cacique tal como lo consigna una nota periodística: "espero acaso por ignorancia u olvido no rubricó los documentos en que aceptaba la donación de las 16.000 hectáreas" ¿Cómo es posible que se le acuse de no haber firmado? ¿Por qué no le hicieron firmar? ¿Qué sabía el pobre Don Ignacio de tales requerimientos legales? En la época en que se publica ese artículo, el diputado Dr. Alberto Aramouni había elaborado el "Proyecto sobre Expropiación de las tierras de Coliqueo. Adjudicación a sus ocupantes, descendientes o integrantes de la Tribu. La Plata 1974". Significa que un siglo después continuaban reclamando las tierras, las mismas tierras que habían entregado. Sin duda Coliqueo confió en la donación de una personalidad tan importante como Mitre. ¿Acaso no se las había adjudicado el presidente en persona? Ni siquiera con alguien que "hizo por nosotros lo que ninguno" tuvieron contemplaciones. Más tarde, hasta se creó una indolente "comisión investigadora de las tierras de Coliqueo" que, obviamente, no hizo nada. Y ahora el problema llegó a un punto límite. Los mapuches están decididos a recuperar aquellas tierras que le pertenecen, no sólo por derecho, sino hasta por la cesión que Mitre hizo de ellas. Por eso este sábado, en Junín, no será una presentación más, sino un claro y explicito apoyo a un reclamo centenario que es justo de toda justicia por donde se lo mire. Están cordialmente invitados. Marcelo Valko Pedagogía de la Desmemoria Sábado 18 de diciembre a las 18hs Universidad del Noroeste de la Pcia. de Bs. As. (UNNOBA) Av. Rivadavia y Newbery - Junín |
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