CRIC:
[Comunicado del CRIC]
CONTINUAMOS EN RESISTENCIA POR LA DEFENSA DE NUESTRAS TRADICIONES, TERRITORIOSOS, DE NUESTRAS CULTURAS Y DE NUESTRAS PLANTAS SAGRADAS
Hay un rumor en Colombia, un rumor institucional, dice que el INVIMA, Instituto de Vigilancia de Alimentos, entidad adscrita el Ministerio del Interior y de Justicia, ha dado orden a la Policía y a las direcciones seccionales de salud, de recoger todos los productos derivados de hoja de coca que se estén comercializando en tiendas y almacenes, bajo el argumento que su libre distribución viola la Convención de Naciones Unidas sobre drogas, de la cual el Estado colombiano es signatario; lo cual significa que en adelante solo podrán elaborarse y consumirse estos productos en los territorios indígenas.
En el Cauca indígena no entendemos como el INVIMA, institución que había expresado tener claridad sobre las calidades y cualidades científicas de nuestra planta sagrada, y había observado que la polémica en contra de la planta de koka era de las entidades que conforman el Concejo Nacional de Estupefacientes como son el Ministerio de Medio Ambiente, el de Relaciones Exteriores, la Vicepresidencia de la Republica , el Ministerio de Desarrollo Social y Antinarcóticos; siendo este último el más renuente a escuchar los argumentos que tienen nuestras comunidades, así como las evidencias de prestigiosos centros de investigación entre los que se encuentran la Universidad de Harvard en Estados Unidos, y otras instituciones científicas de América Latina. De igual forma la Corte Constitucional , entendiendo la situación que viven nuestras comunidades por la satanización de nuestra hoja sagrada y los inconvenientes que causa su ilegalidad para la pervivencia de nuestros pueblos, en la Sentencia C-176 /94, ordenó buscar alternativas para el buen uso de la hoja de koka en el país.
Por su parte el Instituto Colombiano de Antropología e historia en carta dirigida al presidente de la ONIC , en octubre del 2000, afirma que " El uso de la planta de coca como elemento alimenticio, medicinal y religioso entre las comunidades indígenas suramericanas de los Andes y del noroccidente amazónico está ampliamente documentado en los textos sagrados y narraciones indígenas, en las primeras crónicas españolas y de diversos viajeros, en estudios antropológicos contemporáneos y en las declaraciones de las organizaciones y autoridades indígenas". Concluyendo que " La planta de coca y sus hojas son de gran importancia para la cosmología y la religión de las comunidades indígenas. La masticación de hojas de coca es una a práctica importante dentro de los rituales y dentro de las ceremonias de tos chamanes o especialistas religiosos y médicos".
Nos causa sorpresa entonces, que el INVIMA indique que los productos no pueden ser comercializados ni publicitados en el resto del territorio nacional toda vez que esa actividad infringe la Convención Única de Estupefacientes de 1961, afirmación que carece de veracidad ya que en 1968 esta Convención fue modificada en el sentido que los países se comprometían a no permitir el uso de la coca excepto cuando se tratara de usos tradicionales verificados de los pueblos originarios.
Igualmente no comprendemos del INVIMA la afirmación que los actos administrativos, legislativos y judiciales de las autoridades indígena carecen de efectos en el resto del país, expresión maniquea que confunde a la opinión pública pues la ley colombiana entrega la potestad de definir a los jueces de la república si un acto es legal o no, si una autoridad es competente o no es, y no a las entidades administrativas. Consideramos en consecuencia que en este caso el INVIMA está suplantando a las autoridades judiciales de Colombia, sobre todo si se tiene en cuenta que la Corte Constitucional en algunos casos, ha ordenado dar trascendencia de orden nacional a algunos actos de las autoridades indígenas.
No podemos olvidar que por orden constitucional y legal, las autoridades de los pueblos indígenas tienen reconocidas funciones administrativas, judiciales y legislativas, y que las Entidades Territoriales Indígenas, son Entidades del Estado que cumplen funciones públicas, por lo cual si alguien quiere desconocer un acto de una autoridad indígena debe demandarlo ante una autoridad competente pues mientras subsista tiene presunción de legalidad y debe ser respetado por todos. (Artículos 246, 286, 329, 330 de la Constitución Política de Colombia).
La situación presentada hoy por causa de la negligencia institucional, nos hace recurrir a la memoria milenaria de nuestros pueblos, la cual narra que al llegar los invasores, y ante la imposibilidad del sol de enfrentar al dios sanguinario que los acompañaba, recomendó a un médico tradicional purificar una planta con el objeto de darle los poderes necesarios para apoyar a los nativos en las épocas de penurias que debían sobrellevar durante siglos Y al preguntar el chamán qué pasaría si el invasor descubría las bondades de la koka, nombre dado a la planta desde ese momento; el sol contestó que si el invasor hacia uso de ella se volvería loco. Hoy observamos que la hoja natural tiene poderes sagrados para colaborar con la acciones de nuestros guías espirituales, y para aminorar nuestras penas, y el hambre y los sufrimientos, mientras que la hoja manipulada con químicos ha desquiciado a los invasores. Por eso nosotros queremos nuestra planta y nos oponemos a los usos que le hace occidente, al transformarla en cocaína, principalmente en los países desarrollados.
El sol tenía razón, el dios occidental es un dios cruel, sanguinario y depredador, protege a los bárbaros y les da poder para convertir en malo lo bueno de nuestras costumbres, de transformar la solidaridad de nuestros pueblos en un hecho vergonzoso, de cambiar la naturaleza espiritual de nuestras plantas en realidades ilícitas, también les da potestad para estigmatizar, perseguir, patentar, fumigar y hasta negociar lo que no les pertenece. Esto último lo vemos en el tratado de Libre Comercio que acordó el gobierno colombiano con los Estados Unidos. Tenemos que la firma estampada por el presidente Uribe limita la decisión del Congreso de Colombia a un simple si o al rechazo total, sin poder opinar ni sugerir cambios, mientras que se admiten, sin conocerlas, las modificaciones o ajustes que le haga el Congreso norteamericano.
En sentido de lo anterior, observamos que mientras a los pueblos originarios se nos restringe cualquier iniciativa, el gobierno abre las compuertas al país del norte para desangrar nuestra ya maltrecha economía. Por eso hace unos pocos días, en el Congreso de la República , un delegado del CRIC recordó que la Constitución Nacional afirma " La dirección general de la economía estará a cargo del Estado. Este intervendrá, por mandato de la ley, en la explotación de los recursos naturales, en el uso del suelo, en la producción, distribución, utilización y consumo de los bienes, y en los servicios públicos y privados, para racionalizar la economía con el fin de conseguir el mejoramiento de la calidad de vida de los habitantes, la distribución equitativa de las oportunidades y los beneficios del desarrollo y la preservación de un ambiente sano"; expresando que " Tal como están las cosas, con el TLC, parece que la Nación le ha entregado al Estado el manejo de la economía para que este a su vez claudique a favor de los inversionistas que en adelante serán quienes tengan el poder sobre recursos naturales, suelos, distribución, producción, consumo, y servicios". Concluyendo que esto " es un golpe de mano a la Constitución ".
En la actualidad la opinión pública sabe de nuestros esfuerzos por plantear iniciativas de convivencia, mejoramiento económico y autonomía territorial, en la perspectiva de contribuir con la construcción de un Estado verdaderamente democrático y una sociedad respetuosa de los derechos de la diversidad colombiana, pero nos encontramos con una realidad donde la política continúa dominada por los intereses económicos multinacionales, situación por la cual, proposiciones como la de lograr transformar nuestra planta sagrada en productos que le brinden bienestar a la humanidad y de paso sean alternativas económicas para nuestros pueblos, se convierten en peligrosas para los interesados en la globalización y Tratados de Libre Comercio, como el actual, en donde prima el monopolio, la explotación y la codicia. Resulta entonces coincidencial con lo que aquí se afirma la situación presentada por la compañía Coca Cola que demandó y se opuso al registro del nombre de la Koka Sek , bebida producida por el pueblo Nasa de tierradentro, pues de hecho este refresco elaborado, por los indígenas Nasa de Tierradentro, con hoja de koka, es una clara competencia para dicha multinacional norteamericana.
Reiterando, lo ya dicho hace algunos días en el parlamento colombiano, que aunque sabemos que es casi imposible que el Congreso de la República pueda negar la aprobación del Tratado de Libre Comercio, y adicionando que, como nos sucede con la prohibición de los productos derivados de la planta de koka, podamos, por las vías normales, evitar que las instituciones, bajo el ropaje de la legalidad, continúen procediendo contra los intereses de los sectores sociales seamos indígenas, campesinos, afrodesendientes, o simplemente mayorías pobres de las ciudades.
Y aunque no nos cabe la menor duda que la decisión de aprobar el TLC o prohibir la comercialización de los productos derivados de la koka ya está tomada desde argumentaciones, intereses e instancias que nada tienen que ver con los de la mayoría de los colombianos; persistimos en asistir a estos precarios espacios de la democracia para dejar constancia histórica; expresando nuestra decisión de continuar nuestra resistencia, defendiendo nuestras tradiciones, nuestros territorios, nuestras culturas, nuestras plantas sagradas y nuestras iniciativas económicas propias, en la perspectiva construir el país que tanto anhelamos y donde quepamos todos los colombianos; siempre dentro del espíritu de la Constitución , por ser nuestro compromiso como pueblos indígenas y movimiento social que estuvo en el diseño y la firma de la Carta Magna de 1991.
En el Cauca indígena no entendemos como el INVIMA, institución que había expresado tener claridad sobre las calidades y cualidades científicas de nuestra planta sagrada, y había observado que la polémica en contra de la planta de koka era de las entidades que conforman el Concejo Nacional de Estupefacientes como son el Ministerio de Medio Ambiente, el de Relaciones Exteriores, la Vicepresidencia de la Republica , el Ministerio de Desarrollo Social y Antinarcóticos; siendo este último el más renuente a escuchar los argumentos que tienen nuestras comunidades, así como las evidencias de prestigiosos centros de investigación entre los que se encuentran la Universidad de Harvard en Estados Unidos, y otras instituciones científicas de América Latina. De igual forma la Corte Constitucional , entendiendo la situación que viven nuestras comunidades por la satanización de nuestra hoja sagrada y los inconvenientes que causa su ilegalidad para la pervivencia de nuestros pueblos, en la Sentencia C-176 /94, ordenó buscar alternativas para el buen uso de la hoja de koka en el país.
Por su parte el Instituto Colombiano de Antropología e historia en carta dirigida al presidente de la ONIC , en octubre del 2000, afirma que " El uso de la planta de coca como elemento alimenticio, medicinal y religioso entre las comunidades indígenas suramericanas de los Andes y del noroccidente amazónico está ampliamente documentado en los textos sagrados y narraciones indígenas, en las primeras crónicas españolas y de diversos viajeros, en estudios antropológicos contemporáneos y en las declaraciones de las organizaciones y autoridades indígenas". Concluyendo que " La planta de coca y sus hojas son de gran importancia para la cosmología y la religión de las comunidades indígenas. La masticación de hojas de coca es una a práctica importante dentro de los rituales y dentro de las ceremonias de tos chamanes o especialistas religiosos y médicos".
Nos causa sorpresa entonces, que el INVIMA indique que los productos no pueden ser comercializados ni publicitados en el resto del territorio nacional toda vez que esa actividad infringe la Convención Única de Estupefacientes de 1961, afirmación que carece de veracidad ya que en 1968 esta Convención fue modificada en el sentido que los países se comprometían a no permitir el uso de la coca excepto cuando se tratara de usos tradicionales verificados de los pueblos originarios.
Igualmente no comprendemos del INVIMA la afirmación que los actos administrativos, legislativos y judiciales de las autoridades indígena carecen de efectos en el resto del país, expresión maniquea que confunde a la opinión pública pues la ley colombiana entrega la potestad de definir a los jueces de la república si un acto es legal o no, si una autoridad es competente o no es, y no a las entidades administrativas. Consideramos en consecuencia que en este caso el INVIMA está suplantando a las autoridades judiciales de Colombia, sobre todo si se tiene en cuenta que la Corte Constitucional en algunos casos, ha ordenado dar trascendencia de orden nacional a algunos actos de las autoridades indígenas.
No podemos olvidar que por orden constitucional y legal, las autoridades de los pueblos indígenas tienen reconocidas funciones administrativas, judiciales y legislativas, y que las Entidades Territoriales Indígenas, son Entidades del Estado que cumplen funciones públicas, por lo cual si alguien quiere desconocer un acto de una autoridad indígena debe demandarlo ante una autoridad competente pues mientras subsista tiene presunción de legalidad y debe ser respetado por todos. (Artículos 246, 286, 329, 330 de la Constitución Política de Colombia).
La situación presentada hoy por causa de la negligencia institucional, nos hace recurrir a la memoria milenaria de nuestros pueblos, la cual narra que al llegar los invasores, y ante la imposibilidad del sol de enfrentar al dios sanguinario que los acompañaba, recomendó a un médico tradicional purificar una planta con el objeto de darle los poderes necesarios para apoyar a los nativos en las épocas de penurias que debían sobrellevar durante siglos Y al preguntar el chamán qué pasaría si el invasor descubría las bondades de la koka, nombre dado a la planta desde ese momento; el sol contestó que si el invasor hacia uso de ella se volvería loco. Hoy observamos que la hoja natural tiene poderes sagrados para colaborar con la acciones de nuestros guías espirituales, y para aminorar nuestras penas, y el hambre y los sufrimientos, mientras que la hoja manipulada con químicos ha desquiciado a los invasores. Por eso nosotros queremos nuestra planta y nos oponemos a los usos que le hace occidente, al transformarla en cocaína, principalmente en los países desarrollados.
El sol tenía razón, el dios occidental es un dios cruel, sanguinario y depredador, protege a los bárbaros y les da poder para convertir en malo lo bueno de nuestras costumbres, de transformar la solidaridad de nuestros pueblos en un hecho vergonzoso, de cambiar la naturaleza espiritual de nuestras plantas en realidades ilícitas, también les da potestad para estigmatizar, perseguir, patentar, fumigar y hasta negociar lo que no les pertenece. Esto último lo vemos en el tratado de Libre Comercio que acordó el gobierno colombiano con los Estados Unidos. Tenemos que la firma estampada por el presidente Uribe limita la decisión del Congreso de Colombia a un simple si o al rechazo total, sin poder opinar ni sugerir cambios, mientras que se admiten, sin conocerlas, las modificaciones o ajustes que le haga el Congreso norteamericano.
En sentido de lo anterior, observamos que mientras a los pueblos originarios se nos restringe cualquier iniciativa, el gobierno abre las compuertas al país del norte para desangrar nuestra ya maltrecha economía. Por eso hace unos pocos días, en el Congreso de la República , un delegado del CRIC recordó que la Constitución Nacional afirma " La dirección general de la economía estará a cargo del Estado. Este intervendrá, por mandato de la ley, en la explotación de los recursos naturales, en el uso del suelo, en la producción, distribución, utilización y consumo de los bienes, y en los servicios públicos y privados, para racionalizar la economía con el fin de conseguir el mejoramiento de la calidad de vida de los habitantes, la distribución equitativa de las oportunidades y los beneficios del desarrollo y la preservación de un ambiente sano"; expresando que " Tal como están las cosas, con el TLC, parece que la Nación le ha entregado al Estado el manejo de la economía para que este a su vez claudique a favor de los inversionistas que en adelante serán quienes tengan el poder sobre recursos naturales, suelos, distribución, producción, consumo, y servicios". Concluyendo que esto " es un golpe de mano a la Constitución ".
En la actualidad la opinión pública sabe de nuestros esfuerzos por plantear iniciativas de convivencia, mejoramiento económico y autonomía territorial, en la perspectiva de contribuir con la construcción de un Estado verdaderamente democrático y una sociedad respetuosa de los derechos de la diversidad colombiana, pero nos encontramos con una realidad donde la política continúa dominada por los intereses económicos multinacionales, situación por la cual, proposiciones como la de lograr transformar nuestra planta sagrada en productos que le brinden bienestar a la humanidad y de paso sean alternativas económicas para nuestros pueblos, se convierten en peligrosas para los interesados en la globalización y Tratados de Libre Comercio, como el actual, en donde prima el monopolio, la explotación y la codicia. Resulta entonces coincidencial con lo que aquí se afirma la situación presentada por la compañía Coca Cola que demandó y se opuso al registro del nombre de la Koka Sek , bebida producida por el pueblo Nasa de tierradentro, pues de hecho este refresco elaborado, por los indígenas Nasa de Tierradentro, con hoja de koka, es una clara competencia para dicha multinacional norteamericana.
Reiterando, lo ya dicho hace algunos días en el parlamento colombiano, que aunque sabemos que es casi imposible que el Congreso de la República pueda negar la aprobación del Tratado de Libre Comercio, y adicionando que, como nos sucede con la prohibición de los productos derivados de la planta de koka, podamos, por las vías normales, evitar que las instituciones, bajo el ropaje de la legalidad, continúen procediendo contra los intereses de los sectores sociales seamos indígenas, campesinos, afrodesendientes, o simplemente mayorías pobres de las ciudades.
Y aunque no nos cabe la menor duda que la decisión de aprobar el TLC o prohibir la comercialización de los productos derivados de la koka ya está tomada desde argumentaciones, intereses e instancias que nada tienen que ver con los de la mayoría de los colombianos; persistimos en asistir a estos precarios espacios de la democracia para dejar constancia histórica; expresando nuestra decisión de continuar nuestra resistencia, defendiendo nuestras tradiciones, nuestros territorios, nuestras culturas, nuestras plantas sagradas y nuestras iniciativas económicas propias, en la perspectiva construir el país que tanto anhelamos y donde quepamos todos los colombianos; siempre dentro del espíritu de la Constitución , por ser nuestro compromiso como pueblos indígenas y movimiento social que estuvo en el diseño y la firma de la Carta Magna de 1991.
CONSEJO REGIONAL INDÍGENA DE CAUCA CRIC-
Popayán, marzo 16 de 2007
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1 comentario:
el TLC es una maquina de destrucion para la identidad de los pueblos indigenas, ya que los Estados Unidos no le importa a quien destruye, porque su objetivo principal es su propio beneficio; adelante pueblo indigena de Colombia les saluda un indigena guatemalteco de la etnia quiche
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