lunes, 19 de marzo de 2007

La consulta del doctor aymara

Arica- Chile

Hace dos años Basilio Mamani atiende en el Bertín Soto

Daniel Salgado / Estrella de Arica/ 18 de marzo de 2007
Mamani aprendió todo lo que sabe de medicina aymara con su abuela en Belén y lo sigue aplicando.

Son las 11 de la mañana y Francisca, oriunda de Visviri, ingresa a la consulta del doctor Basilio Mamani, quien aunque no pasó por ninguna escuela de medicina reconocida o no reconocida por el Ministerio de Educación ni el Colegio Médico, atiende pacientes en el consultorio Víctor Bertín Soto, aplicando los conocimientos adquiridos de su abuela paterna.

Francisca tiene dolores en todo el cuerpo ("un hielo", explica Basilio) y para calmárselos, la terapeuta Julia Huanca -ayudante- le hace masajes embetunándola con un compuesto hecho con aceite de lobo marino, aceite de oliva, supotola, coca, linaza, retaña y misico (estas últimas, hierbas del altiplano) con distintas e inimaginables propiedades terapéuticas, dicen. "Hoy no vas a bañarte señora", le advierte Julia a su paciente, que asiente en silencio y totalmente entregada a las manos de sus sanadores: "no es primera vez que vengo y siempre me ha hecho bien", cuenta Francisca tendida sobre su abdomen en la camilla.

"SOLO CON LAS MANOS"
Basilio Mamani, miembro además de la Red de Terapeutas Aymaras, y su ayudante, que comenzó como secretaria, atienden de lunes a miércoles en el mencionado recinto asistencial hace ya un año y medio, a razón de cuatro a cinco pacientes por día.
"Medicina aymara", responde Basilio cuando se le pregunta qué es lo que hace con sus pacientes al interior de la consulta que se le asignó.
- ¿Cómo se revisa a la gente en la medicina aymara?
- Yo reviso sólo con las manos y tomo el pulso. Después trabajo con hierbas: para un cólico nada mejor que un mate de coca bien cargado, para el dolor de huesos nada mejor que la retaña.
Mientras entablamos conversación con este personaje, que cumplió ya la avanzada edad de 84 años, otra paciente -una mujer de unos 40 años de nombre Maruja- entra por la puerta. También ha estado allí antes. Esta señora trabaja de cocinera y sufrió la mordedura de un perro hace unas semanas.
"Yo no conozco hospital", sigue relatando, mientras Julia prepara el ungüento para Maruja, "nací en Belén y mi abuela me enseñó a hacer esto que hago desde los 10 años. Tengo cinco hijos y cinco hijas y ninguno de ellos conoce hospital tampoco".
- Supe que además atendía partos
- Soy partero. He atendido 32 partos en mi vida, de todos mis hijos. El otro día atendí uno de gemelos. En el Bertín Soto no atiende partos en todo caso, se tiene que atener a las normas del Servicio de Salud.
- ¿Qué más le enseñó su abuela?
- A arreglar huesos, también sé que la yareta es el mejor parche que hay.
- ¿Qué es lo más difícil de tratar?
- Lo más complicado es la gente que se enferma de los pulmones por cambios de temperatura. Trabajan todo el día al sol y después llegan a la casa y se dan una ducha helada.
- ¿Y qué se hace en esos casos?
- Lo mejor es la leche con ajo machacado.
- ¿Alguna alternativa?
- Jugo de fruta es muy bueno, de uva, sandía, naranja.

Consome de perro
Basilio Mamani llegó a Arica en octubre del 2005, gracias a un programa realizado por el Servicio de Salud. Incluso atiende por Fonasa.
"Lo que pasa es que la gente en la ciudad trabaja mucho, por eso se enferma. Ganan plata, juntan plata y se enferman", reflexiona Basilio antes de seguir recitando su recetario de altiplánicas medicinas: "el consomé de perro es muy bueno", asiente casi como tomándole el peso a su polémica afirmación.
- ¿Se refiere a cocinar al mejor amigo del hombre?
- Es muy bueno, igual que cualquier caldo. Tiene que estar sano eso sí, el "cordero de los pobres", le dicen.
Cuando una persona no se mejora, lo que hacemos allá es tomar un perro, abrirlo y meter los pies adentro.
- ¿Y eso funciona?
- Claro que sí. Lo que pasa es que ese animal es muy sano.


[Ukhamawa: Red de Noticias Indigenas]

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