La penalización mundial a la masticación de la hoja de coca o el "acullico", como lo denominamos en Bolivia, que pondría a esa práctica en el mismo nivel del consumo de drogas, nos parece un exceso realmente inadmisible, además de atentatorio en contra de las culturas ancestrales, como la aymara y la quechua, que dentro de sus costumbres introducen el "pijcheo", no sólo para combatir el hambre y el cansancio, sino como parte de los sacrificios a las deidades, en este caso andinas, como lo es la Pachamama, o sea la Tierra. Recordemos que en la Convención de Estupefacientes de 1961, de la Organización de las Naciones Unidas, acordó la penalización del "mambeo", como también es denominado fuera de nuestro país, otorgándose a los Estados el derecho de autorizar, temporalmente, la masticación de la coca y estableciendo que en 25 años se prohibirá el acullico de esta hoja. En ese caso, desde el 2002, en Bolivia estaría prohibida esta práctica. Precisamente a solicitud del Gobierno boliviano, la Organización de Naciones Unidas (ONU) decidió revisar la prohibición del acullico de coca fijada en esa oportunidad, iniciándose las consultas sobre este tema. Ante la cercanía de la fecha en la que los países dependientes de las Naciones Unidas se reunirán en Ginebra, el 21 de enero, para tratar la medida adoptada en 1961, el gobierno boliviano decidió iniciar una campaña internacional para lograr el apoyo suficiente, para que se plasme su iniciativa y que la práctica de la masticación de la coca no sea considerada como un delito más, como es el caso del consumo de estupefacientes. Con este objetivo el Canciller viajará por varios países europeos para conversar con algunos cancilleres, y conocer si piensan hacer alguna objeción o apoyar a esta enmienda que se ha planteado a esta Convención, anuncio que lo hizo el Presidente del Estado, en una conferencia de prensa, en la que también pidió a todos los gobiernos y países del mundo, incluido Estados Unidos, a enmendar el "daño histórico" que se hizo al consumo tradicional de la coca. El concepto planteado internacionalmente de que la coca es un estupefaciente, base para la producción de cocaína, es una realidad tangible, pero no lo es el hecho de que se mastique esa hoja, por cuanto no crea adicción y menos es dañina a la salud, como se ha comprobado fehacientemente a través de estudios científicos y médicos, sino que, al contrario, se asume que más bien es beneficiosa para la salud. En el occidente siempre se consideró que erradicar por completo la coca y su masticación, podría convertirse en un elemento esencial para que baje la demanda, pero en los hechos no sucede tal aseveración o esperanza, ya que el mercado de las drogas, en Estados Unidos y Europa, ha acumulado riqueza y poder, con la suficiente capacidad como para sembrar, incluso, en esas regiones del mundo. La fuerte campaña en contra de la producción de la coca, no tiene la misma magnitud en la que se efectúa para bajar el consumo, por medio de políticas no sólo represivas, sino también educativas, como se lo está haciendo en contra del consumo de tabaco, por lo que la demanda, incluso, superará la oferta. La transformación de la coca en cocaína si es un peligro y una amenaza para la humanidad, pero su consumo, por medio del "acullico", no lo es, ya que en el proceso no se utilizan los procesos químicos que se requieren para su conversión en la droga, que realmente merece ser penalizada en cualquier legislación, no sólo del occidente, sino de todo el mundo. Creemos que la posición boliviana debe ser atendida en su magnitud y en la importancia ancestral que tiene, además de los apoyos legales y científicos, sin que esto signifique que nuestro país se olvide de sus compromisos esenciales, no sólo en el seno de la Organización de las Naciones Unidas, sino con la humanidad, evitando que nos convirtamos en uno de los centros más en el que se produce droga para infestarla en las sociedades del exterior y de nuestro mismo medio. fuente: Jornadanet |
jueves, 13 de enero de 2011
Bolivia: Sobre la despenalización del consumo de coca
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