A los ecuatorianos y ecuatorianas A los pueblos de América Latina
Quito, 2 de Agosto de 2006.- Las últimas acusaciones del Presidente saliente de Colombia, Álvaro Uribe, en contra del gobierno venezolano de permitir la presencia de la guerrilla colombiana y de proteger a sus líderes, no pueden ser entendidas como un deseo de protagonismo final de alguien a punto de dejar el poder.
Si miramos el contexto regional y mundial, y los acontecimientos de los últimos años en torno a la crisis económica mundial y de la hegemonía del imperialismo norteamericano, veremos que estas acciones del uribismo están perfectamente adscritas con una política global decidida por el capital mundial.
Con la grave crisis económica mundial iniciada en Estados Unidos y la presencia en América Latina, sobretodo en Sudamérica, de gobiernos que actúan por fuera del control de Washington y que promueven proyectos de unidad regional soberana, procesos en los que los actuales gobiernos de Venezuela y Bolivia juegan roles protagónicos, y casos como el de Brasil que maneja una geopolítica propia; significó una pérdida de intervención y hegemonía política norteamericana en la región latinoamericana.
Pero los gobernantes imperialistas desde un inicio buscan las maneras de recuperar el poder perdido. Pese a su goleada economía y problemas fiscales, Estados Unidos inicia una contraofensiva político-militar sobre la región. Una estrategia definida e iniciada por George W. Bush y continuada y ampliada por Barack Obama que empezó con el desplazamiento de la IV Flota al Caribe, el golpe militar-oligárquico en Honduras y ha proseguido con la sucesiva instalación y readecuación de bases militares: las siete cedidas en Colombia, en Aruba, Curazao, la presencia militar en Costa Rica (no menos de 7 mil efectivos, más material bélico de última generación entre aviones, tanques, buques), y Haití, se suman a las ya existentes en El Salvador, Honduras, Perú, Brasil, Paraguay, que le da un control amplio y exclusivo de la región, por encima incluso de las fuerzas de los propios países latinoamericanos.
Esto en la región, pero a nivel mundial la coyuntura está marcada por una política norteamericana de intervención directa. A las guerras de Irak y Afganistán se suman las provocaciones de situaciones de guerra en Pakistán, Norcorea y, sobretodo, en Irán; en este escenario global, la presencia del gobierno bolivariano y de Hugo Chávez, es clave y contrario a los intereses imperialistas.
¿Pero dentro de esos objetivos globales, las actuales acusaciones contra el gobierno venezolano persiguen algún objetivo más inmediato y local? No es casual que estas sean lanzadas justo a vísperas de procesos electorales en la misma Venezuela y el Brasil, esta ultima de peso determinante en la región. No es casual tampoco que inmediatamente después de las acusaciones, en ambos países las burguesías locales iniciaran campañas patrioteras y antiterroristas contra el régimen de Chávez y la candidata del Partido de los Trabajadores PT en Brasil.
Todo esto indicaría que se están creando las condiciones de un escenario "inminente" de guerra, que buscaría poner a la víctima (Venezuela) como agresora y a los guerreristas (Colombia y EE.UU) como defensoras de la paz y la democracia; una estrategia repetida en innumerables guerras de intervención imperialista.
¡Esta es la estrategia bajo la cual se deben leer las actuaciones de Uribe! Por lo tanto el peligro de las últimas actuaciones del gobierno fascista y pro-imperialista de Uribe, con el apoyo del imperialismo norteamericano, no es sólo una amenaza para el régimen bolivariano de Venezuela, sino también para los pueblos de Latinoamérica, en especial para las fuerzas progresistas organizadas y que luchamos por un nuevo orden mundial, la superación del neoliberalismo y el capitalismo.
Frente a esta nueva ofensiva imperialista, los pueblos y nacionalidades del Ecuador, la Confederación Kichwa del Ecuador ECUARUNARI, denunciamos la amenaza guerrerista del imperialismo y rechazamos enérgicamente las acusaciones de Álvaro Uribe, por falsas y tendenciosas.
Además expresamos nuestra solidaridad con los pueblos de Venezuela y los logros de la revolución bolivariana. Reclamamos del gobierno ecuatoriano una actuación real y enérgica, que vaya más allá de la convocatoria formal de la reunión de la UNASUR, que hasta ahora no ha tenido una actuación real. Y hacemos un llamado a los pueblos del Ecuador y de Sudamérica a defender con la movilización, la paz, la democracia y la autodeterminación, contra las pretensiones e intervención imperialista.
Sólo la unidad internacional de los pueblos, será capaz derrotar al capitalismo imperialista.
Por el Consejo de Gobierno de la ECUARUNARI
Delfín Tenesaca PRESIDENTE Fuente Ecuachaski |
lunes, 2 de agosto de 2010
Aumenta el peligro de agresión imperialista contra los pueblos de América Latina
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