19 de noviembre de 2009
Nacen anualmente 11 millones de niños; cerca de 400.000 mueren antes de cumplir los 5 años, aproximadamente 250.000 fallecen antes del primer año y, entre ellos, más de 160.000 durante su primer mes de vida.
Cada día nacen en América Latina más de 30.000 niños que llegan al mundo y viven sus primeros años en unos contextos económicos, sociales y culturales marcados por una extrema desigualdad, tanto a nivel regional como dentro de cada país, según un informe hecho público hoy.
El estudio, el cuarto sobre tendencias sociales y educativas en la región promovido por el IIPE-UNESCO Buenos Aires y la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura, subraya cómo casi 20 años después de la ratificación de la Convención sobre los Derechos del Niño (CDN), la realidad difiere mucho del panorama propuesto en ese articulado.
En América Latina nacen anualmente 11 millones de niños; cerca de 400.000 mueren antes de cumplir los 5 años, aproximadamente 250.000 fallecen antes del primer año y, entre ellos, más de 160.000 durante su primer mes de vida.
Aunque en las últimas cuatro décadas se registraron importantes avances, se observan aún brechas entre países que incluso aumentaron durante los últimos años y que actualmente se sitúan entre los extremos de Cuba y Bolivia, cuya tasa de mortalidad infantil en 2007 fue de 5,3 y 46,6 por cada 1.000 nacidos vivos, respectivamente.
Si bien la región produce un excedente de alimentos un 30 por ciento superior a lo que necesita su población, hay 53 millones de personas que no cuentan con alimentos suficientes, el 7 por ciento de los menores de 5 años tiene bajo peso para su edad y la talla del 16 por ciento es inferior a la que corresponde a esa etapa vital.
El informe destaca la situación de la población aborigen, al subrayar que en Bolivia, Ecuador, Guatemala y Perú la incidencia de la desnutrición global y crónica de los menores de 5 años de las poblaciones indígenas es "algo más del doble" que la de aquellos que no pertenecen a esos grupos.
La mortalidad infantil de los niños indígenas latinoamericanos, además, es un 60 por ciento mayor.
Con respecto a las condiciones materiales de vida, el informe revela que en Bolivia, Nicaragua y Guatemala más de la mitad de los niños menores de seis años vive en hogares que "sufren hacinamiento crítico" y que sólo un tercio de los niños bolivianos, salvadoreños, nicaragüenses y paraguayos vive en viviendas que tienen distribución interna de agua.
Esta situación contrasta con la de Chile, donde el porcentaje de niños que viven en hogares con hacinamiento crítico o sin distribución interna de agua es menor del 10 por ciento.
Menos de la mitad de los niños de las zonas rurales de los países con menor desarrollo de América Central vive en hogares donde el jefe de familia es asalariado, mientras en los países del Cono Sur siete de cada diez niños de zonas rurales lo hacen en unidades familiares en las que el cabeza trabaja en relación de dependencia, muchos de ellos con acceso a la seguridad social.
Con respecto al acceso a la escuela, a los cinco años, ocho de cada diez niños se encuentran escolarizados. Esta proporción supera al 85 por ciento en las áreas urbanas y no alcanza a siete de cada diez en las rurales o entre aquellos que provienen de los sectores socialmente más postergados.
Las diferencias regionales son muy pronunciadas: en el Cono Sur, el acceso a la educación a los 5 años se encuentra cerca de ser universal, en tanto que sólo abarca a la mitad de los niños en la región conformada por Guatemala, Nicaragua, Honduras y El Salvador.
Pese a estos datos, el informe destaca otros factores que configuran un panorama más favorable, como los logros en el marco normativo para impulsar políticas a favor de la infancia y el momento de transición demográfica que vive la región hacia una reducción de las tasas de mortalidad y fecundidad y una expansión de la esperanza de vida.
Además, realza el clima que se ha ido creando en la región en el que cada vez es más aceptado el reconocimiento de los derechos de la niñez y que América Latina atraviesa un momento de mayor fortaleza económica y política desde la cual avanzar en favor de la infancia.
EFE
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